El arte colectivo de EL LISSITZKY.
Fuente: cambio16.es
El Museo Picasso Málaga ha presentado El Lissitzky. La experiencia de la totalidad, una muestra que reúne la obra uno de los artistas más influyentes y experimentales de las vanguardias y cuya última exposición en España tuvo lugar hace ya catorce años. En un mundo en transformación, la trayectoria de este arquitecto, pintor, diseñador gráfico, diseñador de exposiciones y fotógrafo, parte de sus primeras ilustraciones a principios del siglo XX, recorre la experimentación de las vanguardias y finaliza con sus trabajos al servicio de la Unión Soviética.[Img #12517]Para la ocasión se ha instalado en el Museo Picasso Málaga una reproducción del Prounenraum que Lissitzky creó en 1923 para la Gran Exposición de Arte de Berlín. Más de 130 pinturas, fotografías, libros ilustrados, revistas, películas y diseños arquitectónicos conforman esta exposición comisariada por Oliva María Rubio. El Lissitzky (Eliezer Markóvich Lissitzky, Rusia, 1890-1941), es uno de los artistas más influyentes, experimentales y controvertidos en el periodo de entreguerras de la primera mitad del siglo XX.
Lissitzky afrontaba el arte como una respuesta a las exigencias de su tiempo, un tiempo de crisis y cambios profundos, un tiempo de fe en la industria y la revolución. Y lo hizo rompiendo barreras entre las disciplinas y conectando las artes plásticas, la arquitectura y el diseño. Nacido en el seno de una familia burguesa hebrea, este arquitecto, pintor, diseñador gráfico, diseñador de exposiciones y fotógrafo, trabajó con los sóviets tras la Revolución de Octubre de 1917, con el arte de vanguardia europeo en los años veinte y como propagandista del régimen estalinista en la década de 1930, hasta su muerte en 1941. Lissitzky contribuyó al desarrollo del suprematismo junto a Kazimir Malévich y del constructivismo posteriormente. El Lissitzky inventó su propia expresión artística que denominó Proun y su obra encontró fuertes conexiones fuera de Rusia, tanto en el trabajo
del grupo De Stijl en Holanda, como en las enseñanzas de la Bauhaus en Alemania.
Oliva María Rubio, comisaria de la exposición, explica que esta exposición muestra a un Lissitzky multidisciplinar para quien trabajo y arte estaban inextricablemente unidos y al artista que creó con todo tipo de medios y “conectó países y culturas, las disciplinas de arte, arquitectura y diseño, el Este con el Oeste”.
El revolucionario
Tras la Revolución de Octubre en 1917, fue invitado por el pintor Marc Chagall para dar clases en el Instituto de Arte Popular de Vítebsk. Allí, junto con sus alumnos y el colectivo suprematista UNOVIS se implicó en todo tipo de actividades de agitación apoyando al ejército revolucionario mediante trabajos de propaganda que colocaban en tranvías y edificios. En esos primeros años de la revolución el arte innovador tuvo el apoyo oficial, ya que se pretendía eliminar un arte burgués –considerado decorativo y elitista– y potenciar la nueva cultura proletaria. El Lissitzky, que tenía un concepto social y colectivo del arte al igual que el impulsor del suprematismo Kazimir
Malevich, contribuyó a la concienciación de las ideologías del nuevo régimen con un nuevo leguaje abstracto y geométrico.
A partir de 1921, sus viajes entre la URSS y Europa fueron constantes, especialmente a Alemania, en donde se había licenciado en ingeniería arquitectónica en 1914, promoviendo así las ideas y el arte soviético y recogiendo a su vez las tendencias y novedades de la cultura occidental. Se relacionó y trabajó con personalidades del mundo del arte y con los principales artistas de vanguardia. Con motivo de sus viajes a Europa, El Lissitzky organizó exposiciones, impartió conferencias, diseño portadas de revistas, ilustró libros y dio a conocer su obra. Miembro activo de varios grupos de artistas e imbuido con el constructivismo, Lissitzky desarrolló su propio concepto artístico a través de pinturas, grabados y dibujos a los que denominó Proun (Proyectos para la afirmación de lo nuevo), concebidos como un cruce de vías entre la pintura y la arquitectura. Conformados por elementos geométricos bi y tridimensionales, a menudo estaban representados de forma axonométrica, mediante proyecciones obtenidas a través de varios ejes, desafiando las relaciones espaciales y la gravedad.
Sus obras Proun le inspiraron también para diseñar arquitecturas, vestuario, maquinaria y escenografías.
Para la ocasión, se ha instalado en el Museo Picasso Málaga una reproducción del Prounenraum que Lissitzky creó en 1923 para la Gran Exposición de Arte de Berlín, un proyecto que llevaba a las tres dimensiones sus investigaciones sobre pintura fusionadas con sus estudios sobre arquitectura. Se trata de un espacio de 3,20 x
3,64 x 3,64 metros que materializa la expresión tridimensional del concepto espacial de los prounen. El
Prounenraum ofrece una experiencia visual en la que participa activamente pues condensa la búsqueda de lo que las vanguardias utópicas de la década de 1920 denominaron “la experiencia de la totalidad” en la que arte y vida se integran.
En la década de 1920 y tras conocer en Alemania a muchos artistas de vanguardia europeos, especialmente dadaístas y miembros de De Stilj, El Lisisitzky se empieza a interesar por la fotografía, realizando experimentos
y composiciones múltiples y a centrarse en proyectos que combinaban lo fotográfico con lo arquitectónico. Durante su convalecencia en Suiza en 1924, para intentar recuperarse de una tuberculosis, se acrecentó su interés por la fotografía. De esta época data su famoso autorretrato, El constructor, que a raíz de su publicación en la portada de la revista Foto-Auge se convirtió en el símbolo del arte de los años 20: la imagen de su mano sosteniendo un compás sobre sus ojos es una metáfora de la moderna creatividad que combina la tecnología y el intelecto.
La fotografia vanguardista de Lissitzky diversificó técnicas y procedimientos: utilizó impresiones dobles, experimento con cianotipos, fotografías y fotomontajes, aplicando estos recursos a ámbitos tan diversos como la publicidad, el cartelismo, las publicaciones y las construcciones. Tras su regreso a Moscú en 1925, se vuelca en
su verdadera pasión, la arquitectura. Se presentó a diversos concursos y realizó numerosas propuestas, como la de Wolkenbügel, un rascacielos horizontal que contradecía la imperante verticalidad. Aunque nunca ninguna de sus propuestas arquitectónicas llegó a realizarse, emprendió paralelamente una gran variedad de proyectos
desde planificación urbana, diseño de muebles hasta el diseño de exposiciones y escenografías.
Lissitzky también está considerado el precursor de la tipografía moderna y sus aportaciones en este campo fueron importantes y decisivas. Involucrado con el movimiento nacional ruso para el resurgimiento de la cultura judía,
sus primeros trabajos ilustraban libros en yiddish. Durante toda su carrera trabajó en el diseño de publicaciones y revistas. Los últimos diez años de su vida se involucró en la divulgación de los logros de la modernización
de la Unión Soviética realizando trabajos de propaganda.
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