El arte no debiera convertirse en otra forma de contaminación.
La intervención Reflejos liberados, de Paulina Webb, realizada durante la Bienal 2014, recrea una mala práctica ciudadana y con eso funda una intervención artística que forma una pequeña isla de basura frente al Paseo Costanero frente al Domo del Centenario de Resistencia.
Esta intrusión al cauce del río Negro no sólo tiende a naturalizar la contaminación existente, sino que contribuye a hermosear la polución naturalizando los malos hábitos ciudadanos de arrojar envases descartables y desechos a los cursos de agua.
Con una estudiada acción se puede promover la conciencia de la fragilidad de la naturaleza, pero no se conseguirá promoverla con la recreación de un monstruo urbano que nos aterroriza. El arte procurará que sus modos promuevan la sustentabilidad, las buenas prácticas ciudadanas o que retome el legado de los monumentos que motivaban la educación ciudadana en el espacio público.
Sin embargo, una mala práctica no puede generar una obra de arte que ponga el debate del destino de los residuos urbanos. Lo que genera es un estupor generalizado por el carácter contaminante de la intervención artística y porque desde las esferas de cultura no adviertan el peligroso mensaje de la intervención.
En una entrevista publicada por Chaco TV, la artista afirma que fue “invitada a jugar con el río”, con lo que intenta justificar su actuación; pero, ante las dudas surgidas en los chaqueños, desde la web de Fundación Urunday afirman que “la intención de Webb no fue invadir el espacio, sino formar parte de él, integrándose con el río”. Una postura sin autocrítica a la que agregan: “Esta instalación fue realizada con botellas de plástico descartables, que fueron multiplicándose de manera infinita, posándose sobre el río, sugiriendo un estallido de diminutos reflejos y de intenso color que se deslizan sobre las ondulaciones del agua”.
No hay diferencias con lo que sucede en nuestro maltratado sistema lacustre, entre la zona consagrada al arte y en las zonas urbanas de los bordes de laguna en nuestra ciudad.
No hay diferencias porque los malos hábitos abundan; pero la improvisada acción de un artista tiene una mayor responsabilidad en la ciudadanía, por eso las acciones deben ser bien pensadas porque pueden generar efectos nocivos.
La obra de Paulina Webb es inconveniente para Resistencia porque se implanta un modo de arte cínico que disemina la polución en colores, porque el arte no debiera convertirse en otra forma de contaminación del ambiente.
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